"El Niño" puso en jaque el sector eléctrico del país
Durante lo que va corrido de este mes, que apenas lleva cuatro días y ya promete ser exigente en materia energética, los medios de comunicación, el Gobierno, los reguladores, las empresas y los gremios se han pronunciado sobre la crisis por la que atraviesa el país a causa del fenómeno de El Niño. Su impacto tiene que ver, entre otras cosas, con la disminución del nivel de los embalses que generan la energía hidroeléctrica necesaria para que nuestro país se mantenga encendido. Sobre ese asunto, me pasan por la cabeza varias reflexiones, que quiero compartir con ustedes para que conversemos un poco más acerca de ellas.
Me gustaría incluso que abramos este foro y conocer sus apreciaciones sobre un tema de alta sensibilidad y criticidad, pues de él depende la economía colombiana, y en esa medida sus calificaciones de riesgo en los escenarios nacionales e internacionales, y sus oportunidades no solo de mantenerse sino de seguir creciendo.
El momento de la transición energética es ahora o nunca
La primera de mis reflexiones tiene que ver con la posición del Gobierno y la de Acolgen (Asociación de Generadores de Energía Eléctrica), de que aún no estamos al borde del apagón, como lo vivimos hace tres décadas, pero ya casi. Según los datos que nos han compartido por estos días, el estado es de alerta para que corrijamos el uso que le damos a la energía en este tiempo de tanto calor, de manera que la presión sobre las fuentes hídricas sea menor.
Considero, al respecto, que más que una alerta para que usemos la energía de manera más consciente y responsable en nuestros hogares y empresas, es el momento de pensar seriamente en una estrategia como sector eléctrico y energético, que nos permita darles vía libre a los proyectos de energías renovables no convencionales. Aquí no se trata solo de cuidar el agua, sino de pensar en el futuro de este planeta, porque al paso que vamos, la ventana de tiempo que nos queda para hacer el cambio se acorta cada vez más.
Acabo de llegar de la Misión de Hidrógeno Verde en España, realizada entre el 17 y el 22 de marzo, y detecté durante esos días en los que recorrimos de mañana a tarde empresas dedicadas a las energías renovables no convencionales, inmensas oportunidades para Colombia de insertarse a la Ruta del Hidrógeno Verde, en la que la Unión Europea ya nos lleva una ventaja considerable.
Es que, si el reto es descarbonizar el planeta a 2050, resulta impajaritable la adopción rápida de energías sostenibles como parte fundamental de la matriz energética. Las materias primas usadas para la generación de energía térmica (petróleo y carbón) son muy contaminantes y el agua es un recurso vital que no podemos darnos el lujo de destruir, porque es finito y no renovable.
Todo lo anterior, con un agravante: estas materias contaminantes, elevan los costos de las generadoras e impactan las tarifas. Y recordemos que son los consumidores finales quienes reciben los efectos directos en sus finanzas personales, que ya vienen sintiéndose golpeadas con el alza en la gasolina, en los alimentos (no solo por los costos de transporte, sino porque con la sequía también la industria agropecuaria está al borde del colapso), y a futuro con todo lo que amenace el bolsillo de la gente.
Así que, si somos absolutamente realistas:
1. La energía térmica no es suficiente para abastecer al país, sobre todo si tenemos en cuenta que el 85% del suministro eléctrico que ocupamos proviene de fuentes hídricas. Tenemos que hacer algo distinto, para tener resultados distintos, y esto significa dar un giro hacia las energías limpias.
2. Las fuentes hídricas se encuentran hoy al 60% de su capacidad por las altas temperaturas y para completar el panorama, está lloviendo un 48% menos de lo esperado, lo que significa que estamos gastando más agua de la que recibimos.
3. Tenemos ante nuestros ojos y en nuestras manos el reto de generar conciencia sobre el manejo de los recursos naturales, su preservación y su cuidado, además de comenzar a desarrollar proyectos de generación de energías renovables no convencionales (fotovoltaica, eólica), metanol verde, hidrógenos de bajas emisiones, e-fueds (combustibles verdes), biodigestores.
Igual es preocupante que los proyectos de generación estén detenidos
Hay un segundo tema que me da vueltas en la cabeza y es el desarrollo de proyectos de infraestructura eléctrica convencional, que están aplazados y afectan a las empresas de energía en toda su cadena de valor: generación, transmisión, distribución y comercialización.
¿Cómo vamos a hacer para avanzar en el desarrollo de los proyectos que están detenidos por falta de presupuesto? ¿Cómo les pagará este gobierno a las empresas de energía que subsidiaron durante la pandemia y aún post pandemia, el servicio de energía, a las que no se les ha retornado aún el 100% de los recursos que han dejado de percibir, que era la promesa del gobierno anterior? ¿Sin esos recursos disponibles en las empresas del sector, cómo desarrollar nuevos proyectos? Un círculo vicioso, un laberinto del que tenemos que salir bien librados lo antes posible. La tormenta perfecta que necesitamos para dar un paso adelante, tomar la decisión y lanzarnos de una vez por todas a la nueva era de la energía.
Esta es justamente otra de mis grandes interrogantes como líder de REVI; una empresa colombiana que provee soluciones de energía eléctrica y energética al mercado de generación, transformación y distribución. Yo veo con gran preocupación la lentitud con la que estamos creciendo en materia de energía, y ahora más, cuando es inminente una crisis, si no este año, hacia 2027, cuando podría producirse un apagón como el de los 90 si no tomamos medidas ya.
Porque, entre otras cosas, es necesario contar con nuevos cupos de generación en la subasta de energía, que también está aplazada y necesita que los inversionistas se interesen y confíen en las reglas que regirán las obras y las tarifas. Y en estas condiciones, está difícil que eso pase, pero no imposible si le damos un giro a la estrategia y nos proyectamos al futuro de la mejor energía.
El compromiso con la sostenibilidad energética es de todos
XM, operador el Sistema Interconectado Nacional (SIN) y administradora del Mercado de Energía Mayorista (MEM), le propuso esta semana al Ministerio de Minas y Energía, entre otras 13 solicitudes, trabajar en casa, reducir el consumo y dejar de vender energía al Ecuador. Esto último, con el fin de reducir el número de horas de operación de plantas térmicas y retardar su salida a mantenimiento, y de hacer un uso más eficiente de las fuentes primarias escasas para la atención de la demanda nacional.
La razón es la expuesta a lo largo de este artículo: el nivel de los embalses que alimentan las hidroeléctricas se encuentra en su punto más bajo de los últimos 20 años. Al parecer, según los expertos, ya superamos el nivel más bajo registrado el 30 de abril de 2020, que fue del 31.81%.
Las propuestas de XM son razonables:
– Hacer campañas de ahorro (que incluyan intensificar trabajo en casa, y ahorro de iluminación y aires acondicionados). Así mismo, con el desarrollo de programas de respuesta a demanda de rápida implementación, en los que las alternativas de energía renovables como la fotovoltaica (paneles solares) o la biodigestión, pueden ser de gran utilidad y fácil implementación.
– Definir una meta de generación térmica por encima de los 110 gigavatios por hora al día (GWh-día), poner a disposición del parque generador térmico la mayor cantidad de gas posible, y asegurar el suministro, transporte y almacenamiento de combustibles requeridos para su operación continua.
– Conectar proyectos de autogeneración solar sin entrega de excedentes conectados al Sistema de Transmisión Nacional (STN) y el Sistema de Transmisión Regional (STR), que se encuentren en capacidad de entregar energía de manera inmediata como Drummond, Reficar y la Cira Infantas, para reducir la demanda de estas empresas.
– Que las plantas con gran capacidad aporten la máxima cantidad de energía posible al sistema, al igual que las plantas solares.
Cada uno de estos puntos es de interés general y deberíamos conocerlos y comprenderlos cada uno de nosotros, no como un desafío del Gobierno. Este es un asunto que exige el compromiso de todos en el día día de nuestras empresas como ciudadanos corporativos y en nuestras casas, como actores sociales. No serviría de nada un gran esfuerzo del sector eléctrico y energético del país en esta vía, si desde los comportamientos cotidianos no hacemos lo que nos corresponde:
- Utilizar bombillos ahorradores.
- Aprovechar al máximo la luz natural.
- Manejar un brillo bajo en las pantallas.
- Tener en cuenta la eficiencia energética de los electrodomésticos antes de comprarlos.
- Hacer un uso responsable del aire acondicionado, procurar no utilizarlos después de las 6:00 p.m.
- Desconectar equipos que no estén en uso.
Al menos ya empezó a llover y esas son buenas noticias. Pero ojo, no nos vamos a dormir al arrullo de “La Niña”. Bien sabemos que en nuestro país el clima cambia de un día para otro, lo importante es que no nos pille distraídos.